En este sentido, la idea de Lessig de crear las creative commons dio luz verde a un mayor conocimiento y proyección de los creadores. Algo fundamental para el progreso humano y la democracia. Con las CC nuestras creaciones pueden estar a disposición del dominio público, permiten colaboraciones más allá del tiempo y del espacio, y todo ello sin privarnos de los derechos de autoría. Las CC no pretenden competir con el copyright, sino complementarla. Pero, ¿este mecanismo jurídico es la solución universal para difundir las obras conservando la autoría?. En mi opinión, la red es ilimitada y trasciende de nuestras fronteras por eso es imposible controlar si nuestras obras han sido difundidas en China con otro nombre comercial, y además, las consecuencias legales serían insignificantes.
Es cierto que las CC son un avance para nosotros los periodistas, ya que nuestra mayor obligación moral es la libre circulación de ideas. Pero muchos todavía creen que lo que se publica en la red le pertenece a todos y a nadie a la vez. Ya no sólo por la facilidad de copiar los contenidos, sino su desmedido ámbito. A nivel teórico es una gran propuesta, pero en la práctica todavía quedan batallas que librar.
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