Riqueza y pobreza tecnológica

Parece mentira que en pleno siglo XXI, España se encuentre por debajo de la media europea respecto al acceso a internet. Según datos publicados por Eurostat, la oficina estadística europea, sólo el 45% de los hogares españoles tiene acceso a internet. Incluso nuestro vecino Portugal tiene un porcentaje del 73,8%. Todavía estamos muy alejados de países como Estados Unidos o Japón, aunque no nos podemos quejar, hay países como África, donde su realidad es mucho peor. Sus condiciones de infraestructura y acceso a la red son todavía deficientes con respecto a los países con niveles de ingresos más elevado.

El continente africano se está quedando atrás respecto al resto del mundo, ya que los costes de conexión no disminuyen, y los Gobiernos no amplían mercados. Eso es lo que se denomina brecha digital, es decir, las diferencias socioeconómicas entre aquellos que tienen acceso a Internet y los que no. La brecha supone que determinados servicios como la banda ancha, sólo están disponibles para unos pocos favorecidos y ricos, como nosotros.

Los que podemos leer este post somos unos privilegiados porque tenemos la posibilidad de acceder a la red. Nuestra mayor preocupación es la velocidad, el ancho de banda y el precio reducido. Aunque no debemos dejar de crecer porque todavía seguimos estando a la cola de muchos países desarrollados.